Prefiero repetir una verdad ya conocida que devanarme la inteligencia para fabricar paradojas brillantes, ingeniosos juegos de palabras y acrobacias verbales que hagan sonreir pero no pensar
Antonio Gramsci

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viernes, 25 de mayo de 2012

Mi padre murió de guerrillero a los dieciocho.

Un texto que debería hacernos pensar en el rumbo que está tomando la sociedad actual, tanto española como europea:

Mi padre murió de guerrillero a los 18 años, fusilado en el norte, pero no se donde. Por eso nunca lo he visto, sé como era de lo que mi madre me decía.


 La otra noche, mientras dormía, sería hace dos o tres noches, me pareció despertarme de repente y lo he visto, pero como si fuese de verdad. En la cara tenía una gran sonrisa, que despedía luz, como un cirio.

 -Vaya cómo duermes- me ha gritado. Era él mismo, estoy seguro. El mismo de la foto que mi madre tenía en la cómoda, detrás de una hoja de palma toda seca, bendita, un muchacho que ríe, en camisa, con un pañuelo rojo al cuello.

Pero como soñaba mis sueños, por la sorpresa le he preguntado; ¿Pero quién eres?
 -Soy tu padre- me ha dicho él, riendo- ¿ tal vez te avergüenzas por llamarme papá con tu edad?
 -No, papá, te llamo como has dicho, pero me hace gracia verte al natural. Perdóname si me has cogido en la cama ¿Qué quieres saber? No me puedo quejar, no soy un señor, pero un poco me acerco, tengo treinta y dos años, tengo la vida por delante. Todavía no ha terminado la partida.
-Sabes, desde que mamá se casó con mi padre, que en realidad es mi padrastro...siete años después de tu muerte creo...

Con estas palabras he visto que cerraba un poco los ojos, como cuando se está al sol muy fuerte. -Perdona, papá, creía que lo sabías. Pero él riendo sin hacerme caso, arrogante, despreocupado, me ha respondido: -Pero qué se yo de lo que ha pasado, yo me he quedado como cuando os he dejado, cuando jugaba, jugaba, jugaba...jugaba al fútbol y ni me cansaba, jugaba con tu madre y la abrazaba. Jugaba con la vida y no quería, pero con los fascistas yo no jugaba, porque yo luchaba, luchaba,luchaba...

Después me ha tocado los pies dentro de la cama y por poco me da un infarto, después me ha hecho un gesto como diciendo “eres alto”. - Y dime -dice- antes de que me vaya, ¿qué has hecho con la vida que te he dado jugando con la mía? Quiero saber sí has cambiado este mundo. ¿Este gran país lo habéis transformado? ¿El Hombre Nuevo ha nacido o no ha nacido? ¿En algún modo nos habéis vengado? - y reía con los ojos, con el pelo, parecía que lo hacía a posta. Me jodía. ¿entiendes? Aquel canalla se reía y esperaba la respuesta.

-¿Pero tú qué quieres con todas estas preguntas? Porque eres mi padre te aprovechas. Tu me tienes que respetar ¡yo soy más grande! Esta bien, tienes derechos por eso de que eres guerrillero fusilado...si me dejas despertarme yo te respondo, basta solo que me dejes coger aire. Claro que la vida la hemos cambiado, hemos hecho la avanzada. Abrumadora, han dicho los periódicos.
Mejor así -me dice- se ve que ha servido...mira, cuando me han fusilado no he gritado las frases de los héroes, pensaba en vosotros que sobre el mismo campo habrías ganado la partida que yo perdía en el primer tiempo -.

-No, un momento, papá. Te lo explico mejor. No es que hayamos ya resuelto de la forma en la que están las cosas, eh... Y aquel muchacho de mi padre, que se estaba peinándose en el espejo, se vuelve, me mira fijamente y me pregunta; En resumen ¿ahora el pueblo manda?

Con esta pregunta he saltado de la cama, con una mano me agarraba los calzoncillos, con la otra intentaba tocarlo, y no podía. Entonces le he hablado, porque me había entrado como melancolía y no quería que se fuera sin saber bien como son las cosas. -Eres un muchacho, papá. ¿Cómo te explico? No puedes entender cómo es cambiar el mundo...hace falta tiempo, el tiempo se como nuestros sueños. ¿Yo, sabes lo que hago? ¡Espero! Todo aquello que viene, yo, lo acepto. Somos felices si marca el Madrid, los compañeros son tantos, hay poco dinero...y no hay tiempo para juegos.

Son siempre los mismos los que te despluman, tú no lo puedes entender papá, eres un menor, si estuviese vivo te caían treinta años, mejor que vuelvas por donde has venido, porque aquellos que te han fusilado, mismamente esos, ¡aquí te hacen morir todos los días! Déjalo, papá, que no es momento, hemos crecido...no somos ya niños, vuelve a jugar con otros niños que han hecho como tú. Nosotros somos...serios. Y ya no jugamos.

A este punto mi padre se ha hartado, ha encogido los hombros, ha saludado, se ha tragado su orgullo y volviendo las espaldas se ha ido repitiendo su historia al viento: Qué se yo de lo que ha pasado, yo me he quedado como cuando os he dejado, cuando jugaba, jugaba, jugaba...jugaba al fútbol y ni me cansaba, jugaba con tu madre y la abrazaba. Jugaba con la vida y no quería, pero con los fascistas yo no jugaba, porque yo luchaba, luchaba,luchaba...


Traducción y adaptación del texto de Roberto Lerici.

Vídeo con la interpretación de Gigi Proietti:





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