Prefiero repetir una verdad ya conocida que devanarme la inteligencia para fabricar paradojas brillantes, ingeniosos juegos de palabras y acrobacias verbales que hagan sonreir pero no pensar
Antonio Gramsci

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martes, 4 de diciembre de 2012

A García Caparrós (4 de Diciembre del 77).





Antes de leer dar al play - Carlos Cano; Verde Blanca y Verde




Han pasado ya 35 años desde aquel 4 de diciembre del 77, en el que tuvo lugar la más grande explosión de andalucismo desde los tiempos de Blas Infante.

Casi 2 millones (según algunos sólo medio) de andaluces se echaron a la calle, en aquellos años en los que aún se sentía la sombra omnipresente del franquismo, para pedir la Autonomía, equiparando a Andalucía con otras regiones de España, en busca de unas condiciones laborales más dignas y de una mayor inversión y atención por parte del Gobierno Central.




Finalmente, se consiguió la Autonomía en base al artículo 151 de la Constitución del 78, y no del Artículo 143 que implicaba un tiempo de espera de 5 años y un autogobierno más limitado en funciones.

En varias ciudades andaluzas se produjeron altercados con contramanifestantes con ideas contrarias, entre ellas Sevilla y Málaga.

En el Ayuntamiento de Málaga solo ondeaban banderas españolas, aunque se aprobó en un pleno la presencia de la bandera verdiblanca, pero el presidente de la Diputación se negó.

Aquí entra en juego uno de los símbolos del Andalucismo, según algunos tan representativo como el mismo Blas Infante, Manuel José García Caparrós.

Caparrós, es muy conocido en los ambientes políticos pero un total desconocido entre la mayoría de los ciudadanos y, como inocente caído en pos de las libertades de todos los andaluces, hoy lo recordamos en un intento por que su nombre no se pierda en el tiempo.

Caparrós era un joven de 18 años, trabajador de la fábrica Cervezas Victoria y militante de CC.OO. Muerto por una bala de la Policía Armada (los grises) tras intentar poner la bandera andaluza en el Ayuntamiento de Málaga.

Estado actual del lugar donde Caparrós fue asesinado.



Dos días después aun no se había aclarado nada y el Ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa, declaraba lo siguiente al ABC:
“No puedo afirmar que la bala que mató el domingo a García Caparrós pertenecía a una pistola de las Fuerzas de Seguridad, pero hay una gran probabilidad de que así sea.<…> aun así hay que tener en cuenta que hay ciertos supuestos en los que las Fuerzas Públicas pueden hacer uso de sus armas. Ahora lo que se trata de saber es si se dieron esos supuestos”
En una rueda de prensa Martín Villa obligó a una periodista a disculparse por escrito tras haber calificado el incidente que costó la vida a Caparrós de asesinato…
El día de su entierro hubo de nuevo enfrentamientos entre ciudadanos y Fuerzas Públicas.

Hubo incluso quien relacionó lo ocurrido con la muerte con del comandante Imaz en Pamplona a manos de ETA.

http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=25136

Lo cierto es que ha día de hoy aun hay una gran controversia entorno al crimen, gracias a la recuperación del sumario supuestamente perdido, se ha sabido recientemente que la bala que lo mató no era del calibre que oficialmente se dijo y que efectivamente pertenecía a la policía Armada e incluso se identifico al autor de los disparos.

http://www.memorialibertaria.org/spip.php?article375

Parece que nuestros políticos han vendido (barato por cierto) sus ideales, su razón de ser como políticos, sólo depende de nosotros, el pueblo llano, que nuestra historia, nuestros caminar hacia la libertad no se pierda en el olvido, y que los muertos que han ido quedando en el camino, de una u otra manera, sean recordados como merecen aquellos que han pagado nuestro futuro con su sangre.


P.D; No puedo pasar sin dar un toque a ciertos señores del PA de Ubrique, que han cambiado su rumbo hacia unas latitudes más caciquiles y porque no decirlo, dictatoriales, en las que el Pueblo, por el que deben desvivirse y sacrificarse sólo es un estorbo.


“Gobernar significa sacrificarse por aquellos a los que se gobierna”-Mijail Bakunin.



Reflote del artículo publicado originalmente en 2009.

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