Prefiero repetir una verdad ya conocida que devanarme la inteligencia para fabricar paradojas brillantes, ingeniosos juegos de palabras y acrobacias verbales que hagan sonreir pero no pensar
Antonio Gramsci

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martes, 27 de noviembre de 2012

Cuando Rajoy defendía la desigualdad en base a "la estirpe"

"Desde que Mendel formuló sus famosas 'Leyes' nadie pone en tela de juicio que el hombre es desigual [...] El hombre después, en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural de hombre viene descrita en el código genético. 

Por eso, todos los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican la igualdad de riquezas […] son radicalmente contrarias a la esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y progreso y por ello, aunque se llamen así mismos “modelos progresistas”, constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido el mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos, que la imposición de esa igualdad rebajaría a cotas mínimas al privar a los más hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores…de esa iniciativa más provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única igualdad que hasta la fecha de hoy han logrado imponer".


No son palabras de Adolf Hitler, ni de Himmler ni por Mussolini, sino de un hombre que de aplicarse políticas eugenésicas  sería el primero en ser castrado químicamente, son palabras del actual presidente español, Mariano Rajoy en el "Faro de Vigo" el 4 de marzo de 1983.

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Es necesario comparar sus palabras con estas otras para ver la peligrosa similitud que comparten:


"La afirmación de que los pueblos no son iguales incluye la idea de que tampoco lo son entre sí todos los individuos de una Nación, porque, aunque en general sean semejantes, en lo particular se observan millares de pequeñas diferencias.

Una ideología que, rechazando el principio democrático de la masa, aspira a consagrar este mundo en favor de los mejores, es decir, del hombre superior, está lógicamente obligada a reconocer también el principio aristocrático de la selección dentro de cada Nación, garantizando así el gobierno y la máxima influencia de los más capacitados en sus respectivos pueblos. Esta concepción se funda en la idea de la personalidad y no en la de la mayoría.

En todo caso una mezcla de sangre significa siempre la bastardización de la raza superior. La consecuencia final sería la destrucción justamente de las cualidades que habían preparado el pueblo conquistador para la victoria."

Esta vez si, Adolf Hitler, Mein Kampf 



Otro de los detalles a destacar y con el cual este Übermensch  se termina de cubrir de gloria es el siguiente:

"Cuando en la fecundación el espermatozoide masculino y el óvulo femenino cada uno de ellos aporta al huevo fecundado [...] 24 cromosomas que posteriormente [...]"

El cariotipo humano se compone de 46 cromosomas, 23 pares. Tanto en el óvulo como en el espermatozoide se transmite solo 1 cromosoma de cada par (el proceso se llama meiosis), o lo que es lo mismo 23 cromosomas.
Aunque puede que en su caso tenga razón, ya que los grandes simios, como el gorila, tiene 24 pares.

Por lo tanto le recomendamos pasarse urgentemente por nuestra sección de ciencias; Zumayas en Formalina.


Aviso: A pesar de que el artículo escaneado, teóricamente perteneciente a El Faro de Vigo, lo hemos encontrado en varias webs, no hemos podido acceder a él (ni al resto del diario de ese día) en la hemeroteca de El Faro de Vigo

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